La vida cotidiana nos lleva a menudo a un ritmo acelerado, donde no encontramos espacio para respirar profundamente o simplemente ser. Entre las exigencias del trabajo, las relaciones y nuestras responsabilidades personales, puede parecer que la calma es algo lejano. Sin embargo, la paz interna no es algo que dependa del exterior, sino de cómo creamos espacios en medio del caos.
Sostenernos es un acto de amor propio. Pero, ¿Cómo lo hacemos en un mundo que constantemente nos exige más? La respuesta está en aprender a detenernos, a crear momentos de pausa en los que no estemos buscando la solución rápida o la próxima tarea. Esos momentos de tranquilidad nos permiten conectar con nuestro interior, reconocer lo que sentimos y validar nuestras emociones.
Ejercicio práctico: Busca un lugar tranquilo. Cierra los ojos y respira profundamente durante 5 minutos. Mientras lo haces, intenta enfocarte solo en tu respiración y en el momento presente. Este pequeño acto de sostenerte puede marcar la diferencia en tu jornada.
La verdadera paz no está en escapar del ruido, sino en aprender a vivir en él sin perder tu centro. Al hacer espacio, podemos encontrar esa calma que siempre estuvo dentro, solo que necesitaba ser recordada.